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miércoles, 31 de octubre de 2007

El simpático equipo local de “La Parrala”, eventual sustituto del Piñeiros

“Parrala” (canción que estaba de moda por aquellos tiempos y que decía: la Parrala sí, la Parrala no…….), de modo que ya tenemos un equipo, “el Parrala” para unos y “la Parrala” para otros, aunque lo más importante es que fue competitivo y proporcionó alegría y diversión en el campo de las Aceñas a pequeños y mayores, ¡una extraordinaria afición! Con sus gritos, aplausos y canciones; una de ellas:

En Piñeiros se ha formado un equipo formidable que le llaman el Parrala y no hay equipo que le iguale, los chicos a jugar, las chicas a aplaudir y el Parrala campeón

Este equipo duró poco tiempo, ya que al año ó año y pico retornaría el Piñeiros F.C a participar en las competiciones.
Jugadores de la Parrala: Veiga, los hermanos Manolo y Raul (de la tienda nueva del Ponto), Carlos Díaz, Geluco el Gundín, Manolo el Pego, Pepe Serantes, Otilio, Sito y algunos más, entre ellos los tres refuerzos ferrolanos: Alejandro, Peña y Jaime Rivera (hijo del famoso Manolo Rivera del Racing de Ferrol).
Jaime Rivera, a quien ví jugar, recuerdo que manejaba bien el balón, tenía carácter y no le faltaba brega, lo cual no era poco para unos comienzos, pero el fútbol no le ilusionó, a pesar del gran ejemplo que tuvo de su padre, dejó de jugar pronto para anteponer otros compromisos de juventud.
Se hizo un campeonato con equipos de jóvenes con algún que otro veterano en medio, participando equipos como, la Parrala de Piñeiros, Chispa del Inferniño, el Santa Marina, Iberia de San Juan, el Alto del Castaño( el equipo de Juanito el Millonario-Mac- Kinlay- quien aportaba el material; contaba con dos grandes porteros, Suselo y José Ramón Penedo y otros buenos jugadores); el Neda con jóvenes jugadores desde donde, años después algunos de ellos, alcanzarían elevadas metas(los hermanos González: Sobito(delantero centro) y Juanito(portero). Ambos pasarían por modestos, Arsenal (antes Galicia) y ya luego el Racing de Ferrol, pero Juanito ficharía por el Racing de Santander – Primera División – y alcanzaba la cumbre fichando después por el Real Madrid). Otros jugadores como Cachaza y Rivera, que también pasarían por la categoría de modestos, llegando al Arsenal (3ª División); el Fene y otros equipos.
En algunas ocasiones, no estando presente la pareja de la Guardia Civil, ciertos lances del juego (malas entradas, insultos etc.) se resolvían con discusiones y peleas que acababan, a veces, en verdaderas batallas campales.
Después de uno de estos partidos, el jugador de la Parrala, Pepe Serantes, que había regresado del Servicio Militar en África; hombre pacífico, pero que si lo provocaban fuertemente, también él respondía con todas sus fuerzas y mañas, y así fue, que hubo la provocación y él se vió metido en un gran jaleo. Se armó tal lío, que acabó en una intensa pelea, donde Serantes comenzó repartiendo puñetazos, golpes y más golpes y, como la cosa no mejoraba, sacó su cinturón de soldado con una gran hebilla metálica, y dando abundantes raciones de cinturonazos en todas la direcciones fue el bombero que apagó el fuego de la pelea. Recuerdo que, ¡mucha leña dio!
El Sr, Remigio no faltaba nunca a los partidos de Las Aceñas; era un gran aficionado al fútbol.
Remigio Nieto Filgueira había estado en EE.UU. y en América del Sur. Fue Alcalde de Narón desde el 5 de junio de 1931 al 1 de julio de 1932.
Casado con Josefa Cercido, tenían cuatro hijos: Tito, Chicha, Raúl y Marisa. Por estos años vivía en El Ponto(Narón) donde tenía una paquetería, y al lado su vivienda (ambas de su propiedad); formaban el conjunto que, hoy en día es un establecimiento(pub) denominado “a Esmorga”.
El Sr. Remigio (así se le conocía), físicamente corpulento, un hombre serio y cabal, portador de una buena educación, muy agradable con mayores y pequeños. A los chavales nos preguntaba por los estudios y otros temas; siempre encontraba motivos para conversar, y a nosotros que íbamos a comprar a su comercio los encargos de nuestras madres, nos gustaba charlar con él.
En el campo de Las Aceñas conversaba mucho con nosotros, nos contaba sobre la gran rivalidad entre el Peñarol y el Nacional, los dos clubes más grandes de Uruguay, ya que él había estado allí.
Era un hombre amante de lo justo, sus sanos principios, tan así era que, los quiso hacer valer en un campo de fútbol (Las Aceñas) y surgió la anécdota siguiente: En un partido de “La Parrala”, en esa competición hubo un penalti a favor de “La Parrala”, que el árbitro no vió o no quiso ver, y el Sr. Remigio, atento a la jugada, estaba plenamente convecido de que fuera penalti, entonces salió al terreno de juego y, pacíficamente dirigiéndose al juez de la contienda, le diría (elevando la mano) - ¡alto, árbitro!, ¡pare el juego! - ¡Fue penalti, que lo digo yo!
Si los chavales disfrutamos con aquella intervención, los mayores no disfrutaron menos, ante un hecho tan extraño en un campo de fútbol.


JUAN RIOBO MALDE